Entre sombras vivo hoy de olvido,
en el triste recuerdo del pasado,
y a amarga soledad condenado,
en un mundo frío muero sin sentido.
Es tan grande el dolor por mí vivido,
que eternas lágrimas me ha causado,
pues la ausencia de los más amado,
en lo más profundo me ha herido.
¡Oh caduca y vana existencia!
¿Por qué la muerte no me alcanza
si robaste mi dulce inocencia?
Mas en la inquietud de su tardanza
aún conservo en estra triste esencia,
el deseo de una alegre esperanza.
Dedicado a los que todavía mantienen la esperanza y a los que no también.
viernes, 4 de enero de 2008
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