martes, 1 de enero de 2008

En una página plateada

En la oscuridad de la noche sombría esperaré;
el brillo de tu mirada será lumbre para un depertar de corazón.
Y nuestro amor será viajero de rumbo infinito,
descubridor de lugares recónditos que no fueron inventados.
Izando velas el viento soplará con fuerza, -la mar en calma- infatigable motor de nuestro destino.
Atrás quedaron pasajes de soledad, alimento de vagos recuerdos que se harán olvido.
Y el mañana brillará por el son de un te quiero;
naufragio de temores sórdidos en la pérdida de la consciencia.
El horizonte se hará alcanzable en la cúspide de nuestro deseo, y nuestras almas se unirán en la caricia de nuestro amor.

Por y para ti.

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